samedi 24 juillet 2010

Los perros Ciscados.

A Diego le golearon el alma...

Santi.




Volaban proyectiles rebanándome el hocico
Filtrado las canicas, la mirada parda, lacrimosa
De ojeras gruesas
Apiádate de mi, madre estremecida
incrustando la patas incitadas al recule
estáticas, recuerdo
sin responder al aullido oxidado
Aléjate de las palabras malditas
Perro sucio
Sintiendo en las encías el escaldar
Producto de esquirlas amarillentas
a causa de los jugos gástricos
jugos marítimos
Más allá callejeros, comprendiendo
Los dientes hechos sílabas gotosas
Cristales anidando el músculo grana de la lengua
Varando en el cirrótico lienzo de mi rostro
Entre la tumefacción de una frase cuantiosa
Y un ladrido ahogado por los gritos de ventanas
Que se retuercen como peces a la intemperie.
La parvada se olvidó de adjudicarme turbinas
Me han dejado solo en el portal molido
Mientras puños en seco rebanándome el hocico
Manoseando el lomo áspero de palabras (o ladridos)
Que aprendieron a escamar
Que se suspenden como ángulo certero,
Estoy esperando el golpe en seco de una imagen
Fisurante,
Compadécete de mí, vivípara casa antigua
Pariendo en cuanto muera
Mohosa
Olor a orina
Estoy esperando jadeante el puñetazo de la tarde
Cada tarde
La trompada justa
De palabras lloviznadas
Esquirlas que se retuercen
De estruendo
Y los peces
(Perro cojo)
Escapando a los albañales
Por medio del retrete cutre
Dónde dormito y sano parsimoniosamente
Sin prisa, sin aullido o llamada de auxilio.

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