samedi 7 août 2010

Jadeante.

En veces el cansancio me exime de vomitar toda la sopa de letras que mi seso digiere
rumia como mandibula de vaca, como quisiera ser una vaca, una vaca absuelta de la concepciôn de la palabra economîa, que no trabajara, que sôlo su glândula y su carne fuera ûtil, pero bueno, a veces el cansansio no me deja eructar el lenguaje gaseoso de mi croar sin canto, pero bueno, uno trabaja y se aguanta la tierra entre las manos y el sabor amargo de que nadie lo espere despuês de la jornada, verguenza me da, ganar lo que gano, si fuera justo, no deberîa de ganar ni un sôlo cêntimo, ya tengo con el sôlo hecho de mirar nuevas proyecciones que mis ojos engullen y lo que tengo dentro no puede metamorfosear, o canalizar, a causa del cansancio y el darse por vencido de esperar, en un pueblo vacîo, esperando que acabe algo para continuar con el otro vacîo, pero venga, que la palabra dinero me viene guanga, trabajo para un suenio, que me pertenece tanto como a la nina de los ojos heridos.

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