Recuerdas las tardes plomizas en que îbamos al teatro??
Yo sôlo recuerdo los pucheros del ocaso
y el troncho fascinado, tan nûbil, Alejandra
a unos cuantos centîmetros de tu pubis
y las calles de guanatos
mojadas
(son tan injustas estas tierras; llueve sin intento por oler mojado, a lêgamo esôterico)
y despuês eructando, repleto, el camiôn desenfrenado
camino a tu casa, las farolas apresuradas de R. Michel desistiendo
y de pronto la enigmâtica ausencia de tu casa
los ladridos, los gemidos
despuês tu padre hacia el trabajo
saludos distantes
los besos callejeros y las ratas de testigos
las banquetas, las lluvias
los indigentes durmiendo a la vuelta
cômo decirte que extranio todo eso
que darîa varios euros
por retornar a tus axilas
a las secas hendiduras de tus labios implorando mi saliva
y por cruzar de nuevo el parque de tu b maldito barrio
con el que el suenio sin paz
al que siempre recurro cuando me cago de soledad
acâ, sin freno, sin madre me me ponga una sarta de consejos
para mi bien, pero feliz de no rozar otra vez tu sexo
grotesco por sanar, por enesima vez un mûsculo terrible y sangriento
similar a un bolso henchido lleno de tripas con recuerdos cancerosos...
PERO al final uno termina mojado
exhausto de decrêpitas meridionales
y de atrocidades litarales...
NETA QUE atrofia tanto leer a Lobo Antunes
y mâs aun cuando uno platica con los cactus que no existen
y los agaves fibrosos despuê sde haber comido aire y tomado vino
hasta el destierro
con argelinos y princesas marroquîs desterradas...
Tengo que dejar por un rato tus trazos
tengo que dejar de insistir tras los destellos sin descanso
tengo que hurgar y deshebrar el tiempo y la membrana
repite mil veces tu sonrisa, Alejandra:
"nunca te supuse tan maldita"...
"El amor no desteje las neuronas, el amor enreda las arterias"
RépondreSupprimerEstá cabrón.